Los maratones son mis pruebas favoritas, porque aúnan el aura mítica que tiene la distancia con la dificultad que entraña correr 42 kilómetros sin parar.

Para mí una condición indispensable para apuntarme a un maratón es que esté en condiciones de recorrer los 42.195 metros del tirón y a un ritmo estable. Al contrario que en los ultramaratones, en los que me conformo con llegar, cuando corro maratones no me contento con atravesar la meta, sino que quiero hacerlo bien. No siempre lo he conseguido, al pasar el kilómetro 35 o 36 se entra en tierra hostil y ha habido veces que me he dado contra el muro o que he sufrido percances musculares, pero de entrada planteo mis maratones pensando que tengo que correr todo el rato y a ser posible acabar en menos de cuatro horas.

Teniendo en cuenta esas premisas he tenido siempre que dosificar mi participación en maratones, ya llegué a la conclusión de que menos de cuatro meses entre dos maratones es poco si quiero correr a tope, lo cual limita el número de pruebas que podré afrontar en mi vida. Por eso, se que es imposible para mí alcanzar la mítica cifra de 100 maratones, que suele ser el objetivo de los maratonianos más machacas, pero reduciendo la cifra a la mitad también queda un reto chulo, por lo que me propuse alcanzar la tampoco nada despreciable cifra de 51 maratones (50+1).

Histórico de Participaciones en Maratones

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